La industria minera ha adoptado un papel decisivo en la batalla contra el coronavirus COVID-19. La industria minera ha adoptado un papel decisivo en la batalla contra el coronavirus COVID-19. Imagen cedida por SJ Objio.

Tenemos los Metales que frenarán el avance de la COVID-19

El cobre, la plata y el aluminio son utilizados por sanitarios y equipamientos de hospitales en todo el mundo para combatir la pandemia causada por el SARS -CoV-2 ( COVID - 19 ) . Se han convertido en grandes aliados para la humanidad. Por ejemplo, el cobre y aluminio son las superficies más hostiles para este virus porque le permiten permanecer sobre ellas muy poco tiempo.

En este sentido, la industria minera, por ejemplo, ha adoptado un papel decisivo en la batalla contra el coronavirus al convertirse en una de las principales proveedoras de productos clave para el sector de la salud.

 



Producen cobre, plata y el oro para la fabricación de tubos endotraquiales que necesitan los respiradores artificiales de los enfermos de la COVID-19, así como para mascarillas en el caso del cobre.

Ciertamente, el uso del cobre es en estos momentos un gran aliado contra la pandemia. Como lo mencionan los expertos en epidemiología de CAMIPER , Escuela de Altos Estudios, el cobre es la superficie más hostil para este virus, pues en ella solo puede permanecer un máximo de cuatro horas . En el plástico y otros elementos, por el contrario, puede permanecer hasta tres días.

Además, el cobre es un metal muy demandado para la fabricación de instrumentos quirúrgicos y dispositivos médicos; incluso hay investigaciones que destacan al cobre en la eliminación de bacterias patógenas a temperatura ambiente.

Y una mascarilla con aleaciones de Cobre podría convertirse en el mejor aliado de la ciencia y la tecnología para hacer frente a la capacidad de contagio del virus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad del COVID-19.

Mascarilla con cobre, la gran aliada frente a la COVID-19

Las potentes propiedades antibacterianas, antivirales y antifúngicas de este metal ya se han demostrado eficaces contra otros virus como la Influenza o el VIH, entre otros.

La gran ventaja que podrían tener estas mascarillas con aleaciones de cobre es que irían desactivando el virus según éste se va depositando a la mascarilla o pasando por sus filtros, como se ha demostrado con la cepa anterior al COVID-19, que quedaba destruida al contacto con la mascarilla.

Un equipo de investigadores de varias universidades chilenas, coordinado por el doctor Aarón Cortés, está ultimando un estudio que puede probar la utilidad del Cobre con la parte más peligrosa de la COVID-19, que es su enorme capacidad de contagio.

Las nanopartículas y la tecnología 3D de empresas como Cooper3D permiten además fabricar todo tipo de materiales de fibra de cobre para inactivar el virus al entrar en contacto.

"El Cobre ataca a bacterias, hongos y virus. Cualquier microbio se ve afectado por este metal porque lo que hace es romper la cápsula exterior que tienen todas las partículas virales y eso hace que se inactive el virus y que impida su reproducción", explica Aarón Cortés, coordinador del equipo formado por investigadores de la Universidad de Chile y la Universidad de los Andes con el apoyo del Instituto de Salud Pública.

En Chile, el mayor productor mundial de cobre, ya se conocían las propiedades del cobre antes de la pandemia. De hecho, las primeras líneas de investigación partieron de la industria minera: "Se fabricaron calcetines y ropa interior con fibra de cobre para los mineros, porque ellos estaban expuestos durante muchas horas en ambientes muy húmedos y en un 80 % desarrollaban patologías e infecciones en los pies. La ropa con fibra de Cobre tuvo un impacto muy significativo en la mejora de estas patologías", explica Cortés.

Ahora la investigación ha seguido avanzando y con la llegada de la nanotecnología y la tecnología 3D se puede hacer todavía mucho más.

 

Aluminio, al servicio de la actividad sanitaria


Basándose en sus propias investigaciones acerca de la persistencia de otros coronavirus en superficies inanimadas fuera de un organismo, The Journal Of Hospital Infection estima que el SARS-CoV-2 sobreviviría de dos a ocho horas sobre el aluminio, frente a los dos días que lo haría sobre el acero, los cuatro días que los haría en la madera y vidrio, o los cinco días en el metal y la cerámica. Y el plástico sería la superficie entre las analizadas (todas ellas superficies cotidianas y presentes en nuestro entorno) donde más tiempo sobreviviría: más de cinco días.

Con estos datos en la mano, la AEA -la Asociación Española del Aluminio- que representa a más de 600 empresas del sector- quiere reivindicar la importancia del aluminio como material en ámbitos como el sanitario, donde las medidas para la contención del virus deben ser lo más exigentes y efectivas posibles.

Centros determinantes durante la actual situación de pandemia, como los tres hospitales de campaña montados en Valencia (junto a La Fe de Valencia y los dos Generales de Alicante y Castellón), contaban con el aluminio como material estructural fundamental. Una decisión que no era en absoluto casual; si estos hospitales de campaña iban a recibir a cientos de enfermos contagiados, era imperante que los materiales predominantes y presentes fueran aquellos en los que el virus tuviera un período de supervivencia menor.

“Uno de los sectores en los que destaca el aluminio es, sin duda, el de las estructuras temporales. Todo ello gracias a su facilidad de montaje y su ligereza para su transporte y colocación. A pesar de su escaso peso, es un material sólido, duro y resistente, lo que otorga estabilidad y seguridad a las estructuras. Si a esto le sumamos que se trata de una de las superficies en las que menos resiste el SARS-CoV-2, estamos ante un material que debe prevalecer en ámbitos como el sanitario”, explica Jon de Olabarria, secretario General de la AEA.

Entre los materiales que más presentes están en nuestra cotidianeidad y en los objetos que nos rodean y que pasan constantemente por nuestras manos, el aluminio se ha demostrado como uno de los menos favorece la permanencia del virus en él, lo que debe situarlo como material prevalente en el futuro o, al menos, hasta que se encuentre una vacuna contra el SARS-CoV-2. Es evidente que debemos mantener un rigor y constancia en las labores de limpieza y desinfección más intensa que nunca. Pero, además de eso, siempre ayudará a aquellos elementos que nos rodean sean superficies u objetos que separan seguros al cabo de un par de horas ", asegura Olabarria.


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