El oro es un activo que diversifica las carteras de inversión. No tiene una relación directa con la renta variable tradicional, sino con otro tipo de factores, como los intereses reales. En el entorno actual de bajos tipos de interés y moderado crecimiento, el oro se comportará relativamente mejor frente a otros activos, tal y como estamos observando.
Además, el oro tiene numerosas aplicaciones industriales y electrónicas, como en componentes de teléfonos móviles, y en otros ámbitos, como la joyería.
Creciendo la extracción de oro poco más del 1% anual y aumentando la demanda a tasas mucho más elevadas (por sus peculiaridades mencionadas, como su valor refugio), este activo continúa manteniendo un indudable interés; no por su convertibilidad con el papel moneda, sino por tantas otras características que lo siguen haciendo altamente atractivo.
Por seguir la pauta de comportamiento del oro en la crisis más reciente, durante la pandemia, el precio del oro se disparó de 1.400 a 1.800 euros por onza. El valor fue suavizándose a medida que la pandemia remitía hasta los 1.450 euros.
Sin embargo, la actual crisis mundial derivada de la guerra en Ucrania y las incertidumbres que asoman como son la verdadera razón de que China mantenga encerrados a 25 millones de personas en Shanghái han elevado de nuevo el precio de la onza del oro hasta los 1.800 euros.
Evolución del precio del oro
Para definir la posible evolución del oro durante el año 2022, es necesario determinar la posible evolución de los tipos de interés reales estadounidenses. Con un endeudamiento de casi el 130% del PIB en Estados Unidos, una subida elevada de los tipos de interés reales sería muy difícil de gestionar. Lo mismo ocurre con otras grandes economías.
En la situación actual, la inflación observada está vinculada a la falta de oferta. Esto no sólo obedece a los problemas de las cadenas de suministro, sino también a la disminución de las inversiones en la producción (energía y metales) y a los cambios en la demanda (por ejemplo, metales para la transición energética), que será inevitablemente inflacionaria.
Todo agravado ahora por el conflicto de Rusia y Ucrania, hace que el comportamiento del oro siga teniendo un potencial atractivo (+9,2% en dólares este año, a día 10 de marzo). Una nueva escalada de las tensiones "probablemente elevaría aún más los precios". Y esto tendría, probablemente, un "impacto más duradero" ya que "podría empujar a la economía mundial hacia un escenario de estanflación, lo que consideramos muy alcista para el oro”, aseguran los expertos.
En cambio, afirman, "una intervención política creíble, por ejemplo por parte de China, destinada a calmar el conflicto, significaría que no queda mucho más recorrido al alza" para el metal precioso.